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Registros físicos

Para asegurarnos más de que la información que se registra de las actividades en nuestro sistema es fiable acabamos de explicar cómo almacenarla, a la vez que en un fichero de la propia máquina, en un equipo remoto a través de la red; la idea es poder comparar los registros de ambos sistemas para detectar posibles modificaciones en una de ellas. Pero, >qué sucede si el atacante consigue también control sobre el segundo equipo, y modifica también ahí los ficheros de log? Aunque a priori este sea un sistema seguro, sabemos que nadie nos puede garantizar la seguridad al 100%; en algunos casos (por ejemplo si sospechamos que el intruso ha conseguido el control de ambos equipos) es conveniente recurrir a registros físicos, mucho más difíciles de alterar que los lógicos.

No siempre se guarda información en un fichero plano, ya sea local o remoto. Unix permite almacenar mensajes en ficheros especiales - dispositivos -, como terminales o impresoras; son estas últimas las más habituales por la seguridad que ofrecen, ya que mientras que un intruso con el privilegio suficiente puede modificar un fichero de log local, o acceder a un sistema donde se almacenen registros remotos, no puede eliminar una información extraída por impresora sin tener acceso físico a la misma. El demonio syslog de cualquier sistema Unix permite especificar uno de estos ficheros especiales como destinatario de ciertos registros de una forma muy simple: no tenemos más que añadir una entrada en /etc/syslog.conf indicando el dispositivo y la clase de eventos a registrar en él; por ejemplo, para enviar todos los mensajes de prioridad warn a una impresora (como /dev/lp1) no tenemos más que añadir en el archivo la línea siguiente:
*.warn                         /dev/lp1
Como siempre, tras modificar el fichero de configuración hemos de hacer que el demonio lo relea, bien enviándole la señal SIGHUP o bien deteniéndolo y volviéndolo a lanzar; por último, si decidimos utilizar una impresora para generar registros físicos hemos de intentar que se trate de un modelo de agujas, ya que dispositivos más modernos utilizan buffers que no se llegan a imprimir hasta que están llenos, por lo que sería posible para un atacante hacer que se pierda cierta información. Hemos de evitar especialmente algunos modelos nuevos de impresoras que tienen incluso sistema de red y dirección IP para control remoto, ya que en este caso puede suceder que un pirata llegue a controlar el dispositivo igual que controla la máquina que envía los registros.

Otro tipo de registro físico, más básico e incluso más fiable que el anterior, pero que por desgracia no se suele utilizar mucho, son las propias anotaciones sobre la marcha del sistema que todo administrador debería realizar en una especie de `cuaderno de bitácora' de cada equipo. Evidentemente la única persona con acceso a dicho cuaderno debería ser el administrador, y debería guardarse en un lugar seguro, aplicando las mismas políticas que por ejemplo aplicamos a las cintas de backup (alejadas del entorno de operaciones para prevenir la pérdida ante un desastre físico, almacenadas bajo llave...).

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2003-08-08