Mi sorpresa por la pasividad, incluso complicidad, de nuestros medios toca a su máximo. Estamos admitiendo y alabando prácticas de filibusteros, que incluso ponen en juego nuestra independencia económica. Comprendo que en los Estados Unidos no miren demasiado a dónde van los millones de dólares, ya que acaban aterrizando en los bolsillos de uno de sus ciudadanos. Pero no me explico por qué cierran los ojos aquí, cuando este dinero sale de nuestras billeteras.
Hay que decir que la UE no ha permanecido del todo pasiva en este campo, y parece haber una investigación de envergadura sobre todas estas prácticas dudosas sobre las que hemos hablado [28]. En ciertos discursos de miembros de la DGIV se lee entre líneas que la investigación va en el mismo sentido que la lanzada por la FTC del Japón hace poco. Sin embargo esto no es suficiente: con la rapidez del desarrollo tecnológico en el tratamiento de la información, cuando se llega a terminar la investigación el daño ya está hecho. Si, como en el acuerdo de 1995, no se aplica un castigo económico (como ciertas filtraciones hacen suponer), todo esto servirá de poco.
Necesitamos una política activa en el dominio de la informática y del tratamiento de la información en general. En este area ya disponemos de medios técnicos propios: no olvidemos que en efecto Europa posee talentos superiores a los que podemos encontrar al otro lado del Atlántico. Por citar nada más que dos ejemplos al azar, uno de los autores de NextStep, que ha sido llamado ``el programa más respetado del planeta'', es francés; y Europa está a la vanguardia en el desarrollo de los métodos formales de verificación de programas, que permiten llevar a cabo proyectos vitales, el último de los cuales fue el segundo lanzamiento del cohete Ariane 5.
Tenemos aquí una oportunidad única para Europa de librarse de golpe del monopolio tecnológico americano y de dar tanto a nuetras empresas como a nuestras escuelas una ventaja enorme. Este ``atraso'' del cual tanto se habla es de hecho nuestra mejor ventaja. Significa que no hemos caído completamente en las trampas hacia las cuales nos empujan. No olvidemos que ``perder el tren'' no es malo, si es un tren que va a descarrilar. Se puede entonces elegir para nuestras empresas y nuestros hijos el libre acceso, a un costo mínimo, a una información libre, abierta, segura y eficaz. Como lo hace un número creciente de informáticos competentes, que eligen siempre que es posible programas libres gratuitos, abiertos, modificables y muy superiores a los productos trampa preinstalados. Y además, con un potencial enorme para crear nuevos empleos.